12 de febrero de 2012

La primera, en la frente

“No les podemos dejar volar”. Con esta frase nos recibieron en el check-in y empezó el periplo en el aeropuerto de Barcelona. No se nos había ocurrido que para entrar en Brasil sin visado hay un máximo de 3 meses. Nuestra ida/vuelta a Rio tiene siete meses por en medio y no teníamos ningún justificante de viaje a otro país.

Veníamos de haber empalmado después de una copiosa cena familiar, estábamos en horas bajas y nos costó decidirnos, pero, in extremis, compramos un vuelo de tarifa rembolsable de Sao Paolo a Buenos Aires. El tema se solucionó pero la cara de tontos que se nos quedó la saben sólo Alicia y Germán, que se pegaron el gran madrugón y con los que no pudimos tomar ni un café.

Luego, en inmigración de Brasil no nos pidieron nada de nada. Está claro que Brasil no es EEUU, pero habrá que tener más cuidado, que el mundo tiene fronteras.


1 comentario:

  1. Envidia sabe desde barna. Alina y Harlem. Celebrando el 30 cumpleaños con tú hermana solo que con un poco más de frio... ; ).
    Saluditosssss.

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