Rio nos ha maravillado y, aunque las favelas y las enormes afueras no deben ser los sitios más acogedores del mundo, la ciudad tiene cientos de rincones especiales, bonitos y seguros que explorar. En cuatro días, sólo nos ha dado tiempo de ver los “hits” como subir al Cristo de Corcovado o al Pan de Azúcar y alucinar con las vistas, bañarnos en Ipanema y Copacabana, deambular por el inmenso jardín botánico, subir y bajar las pintorescas cuestas de Santa Teresa y Lapa, ver las playas del tranquilo barrio de Urca y probar los restaurantes y puestos de comida de nuestro barrio, Botafogo.
Hemos hablado con gente variopinta, fundamentalmente brasileños, españoles y argentinos, que son los que más le dan a la lengua, y así tenemos ya una buena lista de recomendaciones varias, muchas de las cuales habremos de dejar para la vuelta. Y es que aquí la gente se moja, lo cual nos encanta. Gracias a Ana, una chica de Blanes que vive en Rio, fuimos a la Roda de samba en Pedra do Sal, una plazoleta en la que antes se vendían esclavos y en la que hoy en día, los lunes por la noche, se concentra la gente para cantar y bailar samba alrededor de unos músicos sentados en torno a una mesita.
Os dejamos alguna foto más, aunque se quedan cortas ante tanta majestuosidad.
Vistas de Río desde el Corcovado
El Cristo que protege la ciudad
Escalera de Selarón
Bañito en Copacabana, la curva perfecta
Comilona a base de picanha, para mantener la curva perfecta
Roda de samba en la Pedra do Sal
Vistas desde el barrio de Sta.Teresa
Entrentenimiento en Sta.Teresa
Bueno Mariona y Xavi poneros las pilas para contar de Uruguay,y si al final fueron a Piriapolis.Cariños de Virginia Y Micaela
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