9 de agosto de 2012

Zipaquirá y Villa de Leyva, un paseo por el País Vasco colombiano


Salir de la tensa Bogotá para conocer algunos de los pueblos de los alrededores fue un acierto total, por lo relajante de la experiencia y por la belleza del paisaje que encontramos alrededor de la capital colombiana.

En sólo una hora en bus nos desplazamos hasta Zipaquirá, pueblo minero donde visitamos la Catedral de Sal, considerada una de las mayores atracciones turísticas de Colombia. Esperábamos un sencillo y bonito templo hecho de sal, y por eso nos quedamos muy sorprendidos con el enorme complejo religioso subterráneo que han montado en lo que fue una próspera mina de sal. Bajo la tierra, e iluminado con luces de neón, el visitante encuentra un largo Vía Crucis, la gran sala de la catedral, capillas contiguas, un cine 3D, numerosas tiendas de souvenirs y una sala en la que hacen un show de luces que desde luego tiene más cabida en una discoteca de Ibiza que en un templo. Ante tanto boato kitch nos quedamos un poco noqueados, pero fue divertido asistir a las buenas y divertidas explicaciones de nuestro guía e imaginar el éxito que tendría una atracción de este calibre en España, aunque Xavi no lo veía nada claro.

Después de Zipaquirá nos dirigimos hacia el pueblo de Villa de Leyva, por una carretera rodeada de verdes paisajes montañosos propios del País Vasco, con un montón de vacas pastando a pocos metros de los coches. Si el camino nos pareció precioso, Villa de Leyva nos enamoró por su belleza y tranquilidad. El estilo colonial de sus casas, todas ellas blancas y con flores de colores saliendo de jardines y patios, las calles peatonales adoquinadas, la silueta de las montañas que rodean el pueblo o la enorme y la sencilla plaza hacen del pueblo un lugar perfecto para pasar unos días y relajarse. No es de extrañar que muchos bogotanos vengan aquí para desconectar de la gran ciudad, ni que este pueblo haya sido el lugar elegido para la segunda residencia de muchos políticos, intelectuales y artistas.

Además de subir al mirador para comprobar que ninguna construcción le quitaba encanto al pueblo, y que éste estaba en completa armonía con la naturaleza, visitamos también los alrededores, donde las casas y sus jardines seguían siendo de una belleza impresionante. Entre las más curiosas está la Casa Terracota, una casa completamente hecha en adobe que después de 12 años todavía está en construcción y que se puede visitar mientras los obreros están trabajando. Muy gaudiniana y muy integrada en el paisaje, como todas las obras de la zona.

También fuimos caminando hasta unos charcos de un azul muy intenso debido a los minerales que contienen, pero para no dañar la composición de los mismos no nos dejaron bañarnos. Y por último nos dirigimos a Ráquira, un pueblo que nos recomendaron fervientemente por ser muy pintoresco y un buen lugar para ver artesanías, pero éste nos decepcionó bastante. Es verdad que en las cuatro calles céntricas las casas están pintadas de todos los colores, pero el estilo es siempre el mismoh, lo que le da al pueblo un aire muy artificial. Y es cierto que había artesanías, de hecho había decenas de tiendas tipo almacén con las mismas baratijas hechas en serie, y encima feas. Un chasco, vamos. Lo único que nos divirtió fue oír rasgar la guitarra y pegar aullidos a un loco en la plaza del pueblo durante un rato, pero cuando vimos llegar el bus que nos podía sacar de allí nos faltó tiempo para montarnos y volver a nuestro paraíso particular, Villa de Leyva, donde todo es tan auténtico, tan bonito y tan agradable que no hay motivo para moverse de allí.



La catedral de Zipaquirá, normal y corriente



y el pueblo, también con un centro colonial



a las 9 de la mañana ya están preparando la carne, en plena calle



Ésta es la especialidad de la región



Bajo todas estas montañas, hay sal y más sal



Entramos en el complejo religioso por una especie de túnel del tiempo



y pasamos por un largo Vía Crucis con decenas de paradas de este tipo



llegamos al coro de la la sala principal, enorme



y luego, ¿qué mejor que un show de luces en el techo? Ideal para la tortícolis...



El cine 3D no podía faltar



En Villa de Leyva visitamos la Casa Terracota



con sus terrazas llenas de rincones



e integrada en el paisaje



los lagos azules en los que nos hubiera gustado bañarnos



Ráquira y sus casas de colores



hay que reconocer que el riachuelo es bonito



y que en los alrededores apetece hacerse alguna foto



pero después de más de lo mismo, huimos hacia Villa de Leyva



donde nada desentona



y donde las flores brotan por encima de las blancas paredes de las casas



Un gringo se toma una cervecita en la plaza principal



mientras se encienden las primeras luces de la noche



Aquí una se levanta con un peinado tipo Lady Gaga (sí, para los que seguís el blog esta foto fue determinante para cortarme el pelo)



Aquí la plaza a primera hora de la mañana, desierta



uno de los bellos jardines



no nos cansaríamos de pasear por aquí



Y para que veáis, ¡aquí el desempleo cae! A ver cuando se repite la noticia por allí.

3 comentarios:

  1. QUE BONITAS FOTOS. EN QUE HOTEL SE HOSPEDARON EN VILLA?

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  2. Buenos días, no sé si aun siguen el blog pero muchas gracias, es una maravilla y me ayuda mucho ! Pero tenía una preguntita: ¿ cómo fueron de Zipa hasta Villa de Leyva ? Muchísimas gracias !

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  3. Buenos días, que alegría oir que hay alguien que aún sigue el blog y que le sea de utilidad! La verdad es que nos ayuda a tener más vivo aún el recuerdo de tan maravilloso viaje. En este tema en concreto, sólo podemos decirte que no recordamos exactamente como lo hicimos, pero no fue muy fácil. Si no nos engaña la memoria, lo preguntamos una vez en Zipaquirá y tuvimos que tomar dos autobuses. El primero nos dejó en la carretera, donde tuvimos que hacer el cambio a otro bus que venía de otra parte. Por lo tanto, lo que podemos recomendarte es que lo preguntes allí y no salgas muy tarde de Zipa para que no se te haga de noche.
    Esperamos que aunque la respuesta no sea muy precisa, te sea de ayuda.
    A seguir disfrutando del viaje!
    Un saludo!

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