15 de agosto de 2012

Salento y el Valle del Cocora, rodeados de un paisaje de ensueño


De todo lo que es el Eje Cafetero Colombiano decidimos centrarnos en Salento, un pueblo colonial y tranquilo rodeado de verdes montañas y con uno de los paisajes más alucinantes que hayamos visto, el Valle del Cocora.

En Salento rápidamente nos sentimos muy a gusto, tanto recorriendo el pueblo como subiendo al mirador o yendo hasta la Aldea del Artesano, un lugar de creación y residencia de artesanos construido gracias a la cooperación japonesa (por cierto, todo lo que hemos conocido impulsado por la cooperación japonesa nos ha parecido de una calidad altísima). Allí nos encontramos con dos niñas majísimas y muy espabiladas, Manuela y Sue, quienes nos explicaron la iniciativa y nos enseñaron tanto las artesanías como la huerta y los animales. Nos quedamos alucinados con las habilidades de estas simpáticas jóvenes y con lo mucho que saben sobre plantas a tan corta edad. La verdad es que allí se respiraba una tranquilidad y un buen rollo que venían ganas de quedarse en esta comunidad durante un buen tiempo.

Por el pueblo, además de ir a sus bares más carismáticos para observar a los auténticos parroquianos, muchos de ellos con el típico sombrero aguadeño en la cabeza, Xavi alcanzó la fama en un partido de fútbol, donde marcó un gol decisivo para el triunfo del equipo extranjero. Bueno, la verdad es que los guiris ganaron por goleada, era sólo para ponerle un poco de sal al asunto.

También visitamos, esta vez con un par de amigos israelís, Rom y Gad, la finca cafetera del memorable Don Elías, quien a sus 75 años sigue al pie del cañón, cosechando y produciendo café orgánico siguiendo el método más natural y tradicional que podáis maginar. No esperábamos que una finca cafetera fuera tan bonita, pero entre la belleza de la planta del café, de un verde oscuro brillante, y su combinación con bananos y otros árboles tropicales, nos parecía estar en el edén. En los alrededores de la finca el paisaje tampoco estaba mal: ríos cristalinos, verdes prados y miles de flores de colores en los jardines de las casas.

Pero la belleza suprema la vimos en el Valle del Cocora, en un recorrido que empezamos siguiendo el curso de un río que se adentraba en un frondoso bosque para acabar en un valle salpicado de altísimas Palmas de Cera, el árbol nacional de Colombia, un lugar sin duda único en el mundo que hay que ver para creer. Con esa visión y con la cantidad de viajeros majos que conocimos dejamos Salento, un pueblo que para nosotros es parada obligada en Colombia. Ni se os ocurra perdéroslo.



El equipo "Extranjeros" al completo, vaya goleada que metieron a los locales



El apacible Salento visto desde el mirador



Nos adentramos por un camino donde dormía un militar armado. Se despertó y no nos dejó pasar, ¡qué impresión!



La vista del mirador, pero hacia el otro lado



Degustando un Canelazo, bebida caliente de maracuyá y canela, con un toque de aguardiente y un pedazo de melocotón en su interior. ¡Buenísima!



Anochece que no es poco



En la Aldea del Artesano, con nuevos amigos



Qué bien sienta una cervecita en la plaza del pueblo, con tangos y boleros de fondo



Vista desde la puerta de nuestra habitación ¿qué más podemos pedir?



El Valle del Cocora



extraño, bello, especial, diferente, único



por aquí siguen muñendo las vacas y bajando la leche en burro



pasamos unos cuantos puentes colgantes



por encima del río



aunque Xavi, por hacerse una foto especial, acaba bañándose con pantalón y todo



Arriba hay una reserva natural con cientos de colibríes



aquí se está de coña



mirad qué bosque, porque a pocos metros el paisaje cambiará totalmente



Espejito, espejito ¿cuál es la flor más bella?



Llegamos al mirador de la montaña 



desde donde se ve el espectacular Valle del Cocora



con cientos de Palmas de Cera



Preparados, listos, ya ¡Viva el Coronel Tapioca, estilo tirolés!



En el valle



¡Qué gustazo!



es que es precioso...



lo mires por donde lo mires



con sol o con nubes...



no nos cansamos de enseñar perspectivas diferentes



es para saltar de felicidad



volvemos al pueblo, donde todo el mundo está en la calle



y presenciamos otra preciosa puesta de sol



esta es la flor de café, que luego se convierte en el grano verde que se ve detrás



Don Elías, un anfitrión excepcional



y la belleza de la finca



aquí hubiésemos comprado varios sombreros, pero la chica fue sincera y nos dijo que si los doblábamos en la mochila nos llegarían llenos de rayas



El viaje continúa y hay que despedirse también de este magnífico lugar...


2 comentarios:

  1. Hola parelleta!!! Quina pasada de viatge!!!!! Acabeu de disfrutar els dies que us queden que d'aqui poc ja ens veurem (que ja us trobem a faltar molt). Xavi, el tormells et van aguantar tot el partit???? Jijijiji. Un petó molt gran!! Albert&Montse

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    1. Ei brother&cunyi!!! nosaltres també us trobem a faltar, per més que disfrutem! menys d'un meset i ja estarem per allí! No pateixis pels tormells, que estan "como robles"! jejej, no us preocupeu que estem estupendament, vosaltres aneu preparant pa amb tomàquet i un bon jamóoooon per quan tornem! Un petó ben gran!!!

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