San Pedro de Atacama, un oasis en medio del desierto

San Pedro de Atacama es un pueblo de 5.000 habitantes situado en medio de un desierto, desde el que se pueden ver algunas cumbres nevadas impresionantes como las de los volcanes gemelos Licancabur (el cerro del pueblo) y Jurisque (sin cabeza). Las calles sin asfaltar, el solano que pega durante el día y las blancas casas bajitas podrían hacerte sentir en un auténtico pueblo de película del Lejano Oeste, y seguramente hace unos años la sensación era ésta. Pero hoy, San Pedro es un centro turístico tremendo, con decenas de hostales y hoteles, tienditas, cafés, bares, restaurantes y, sobretodo, agencias que venden todo tipo de tours.

Y es que hay que reconocer que en los alrededores de San Pedro hay mucho que hacer: subir a varios de los volcanes, ir a ver las lagunas altiplánicas, bañarse en aguas termales... Hay miles de opciones. Nosotros decidimos centrarnos en las dos más esenciales: El Valle de la Luna y los Géiseres del Tatio. Así, en una tarde visitamos el Valle de la Luna, un paisaje increíble formado por arena, dunas y formaciones de sal cubiertas de arcilla, y de paso atravesamos el Valle de la Muerte (que debería ser el Valle de Marte pero parece ser que se equivocaron al transcribir el nombre), desde donde gozamos de una espectacular puesta de sol reflejada en las cumbres nevadas de Los Andes.

Otro día nos levantamos a la 4.30 de la mañana para ver amanecer en los Géiseres del Tatio. Los géiseres y las fumarolas, creados por la diferencia térmica entre el subsuelo, muy caliente por ser el cráter de un volcán, y el gélido exterior (¡estábamos a 11ºC bajo 0!!!!), se levantan decenas de metros sobre el suelo y son verdaderamente impresionantes. Pasamos más frío que Carracuca pero valió la pena.

San Pedro de Atacama, al ser tan seco, también se distingue por tener uno de los cielos más claros del mundo. Tanto es así que el desierto es la sede de varios de los telescopios más potentes del mundo. A simple vista miras el cielo y ves perfectamente miles de estrellas y la vía láctea. Por eso, el último día nos apuntamos a un tour astronómico donde un astrónomo profesional debía explicarnos los secretos del universo y mediante diversos telescopios debíamos contemplar los anillos de Saturno y diferentes constelaciones… Pero  justo esa tarde se empezó a nublar, algo bastante insólito, y se anuló nuestra experiencia cósmica. ¡Ohhhhhh, habrá que volver! Mientras tanto, a ver si la podemos hacer en algún otro sitio, pues el cielo desde el hemisferio sur es absolutamente impresionante.

Y desde San Pedro, donde hemos pasado tres días en un hostal relajado y con gente de muy buena onda, nos dirigimos a Bolivia en un tour por el altiplano hacia el salar de Uyuni.

El Licancabur y el Jurisque, los volcanes gemelos

La iglesia de San Pedro

El pueblo desde la iglesia

El cementerio, lleno de flores de papel

Caminando entre las formaciones de sal

Las últimas lluvias han retirado la arcilla y hecho aflorar la sal 

El Valle de la Luna

y la duna que lo vigila

y de fondo, la cordillera de los Andes

imitando al Correcaminos en el Mirador del Coyote... bip, bip...

Anochece en el valle

y lo disfrutamos con Guillem

hasta el último rayo...

Amanece en los Géiseres del Tatio, a -11º C!!!!

El espectáculo es magnífico

a pesar del frío altiplánico

el sol ya hace acto de presencia

y el ambiente se empieza a caldear...

Cada fumarola nos parece fascinante

¡y es que es un espectáculo único!

Para entrar en calor, nada mejor que un chapuzón en las vecinas  termas 

desde donde las vistas son fantásticas

Y a la vuelta, vicuñas pastando,

cumbres majestuosas,

¡y un buen pincho de carne!

Por la noche, toca despedirse de Guillem, Álvaro y Jose