Promesa cumplida. Además de ir a tomar vino en varias vinerías
especialidades, con Óscar hicimos un recorrido por cuatro de las innumerables bodegas
del Valle del Maipú. Seleccionadas, claro.
Aunque por la cantidad de catas y explicaciones ya deberíamos ser casi sommeliers,
lo único que hemos concluido es que nos encantan el Malbec y el Torrontés, las
dos variedades de tinto y blanco típicamente argentinas. Y que el Malbec tiene
un ligero toque a mermelada de frutos rojos, mientras que el Cabernet Sauvignon
sabe a Francia y huele a pimienta.
Cada vino nos ha parecido mejor que el anterior, así que nos es difícil
recomendar marcas, pero igual las bodegas que más nos gustaron fueron Carinae y
Cecchin, la primera por la calidad del vino y por la tranquilidad durante la
cata, y la segunda, por la lección magistral que nos dio un italiano sobre el
vino orgánico y la falacia del vino biodinámico, una clase amenizada con escenas lujuriosas que se inventaba para
explicar cómo y con quién se debía tomar cada tipo de vino.
Tanto ha sido el interés
demostrado estos días por el zumo de uva, que en una vinería hasta nos han
propuesto comprar una hectárea para producir nuestro propio vino. No llegaremos
a tanto, pero con nuestros amigos hemos decidido iniciar una serie de envíos
líquidos entre Mendoza y Barcelona. Esperemos que resulte y que Óscar y Esteban
puedan probar los excelentes caldos que también tenemos por allá y que aquí no
se pueden encontrar.
En Mendoza hay hasta fuentes de vino (falso, claro...)
Esteban con el mítico Pingüino que antes todas las familias tenían en casa para beber vino
Tambien dejamos nuestro rasto...
El museo de la bodega La Rural
En Di Tommaso, donde guardan las botellas en las enormes cubas
Una de las gamas que probamos, con vino dulce para el postre
Con los barriles, también se hacen mesas y silloncitos
De cata en Carinae, sólos y con toda la calma
En la viña de los "escorpiones"
Las caras ya reflejan un buen tute...
pero todavía nos queda la lección magistral del lujurioso Giordano en Cecchin
Y al día siguiente, despedida en The Vines... ¡nos vemos pronto amigos!
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