20 de mayo de 2012

Hacia el salar de Uyuni por el altiplano andino

Para pasar de Chile a Bolivia decidimos tomar un tour de tres días por el altiplano hasta el salar de Uyuni. Contratamos una compañía, pero después de la repartición de los pasajeros entre las varias agencias, resultó que fuimos con otra llamada Atacama Mística. La verdad es que tuvimos suerte, pues el conductor que nos tocó, Wilson, resultó ser muy majo, y con nuestros compis de viaje, una pareja de Bristol, Rachel y Iain, y un chico belga de 18 años, Simon, hicimos muy buenas migas desde el principio.

El tour, que sale desde San Pedro de Atacama, nos llevó en 4x4 por paisajes altiplánicos entre cumbres nevadas. Así, fuimos conociendo lagunas de diferentes colores, géiseres, aguas termales, desiertos de piedras volcánicas como el denominado “Desierto de Salvador Dalí” o el “Valle de las Piedras”, algún que otro pueblito aislado del mundo, y vicuñas y flamencos, que por lo visto son de los pocos animales que pueden aguantar esta altura y estas temperaturas.

El lugar que más nos impresionó fue la Laguna Colorada, teñida de rojo intenso gracias a un tipo de algas y plagada de flamencos. Allí dormimos la primera noche a 4.300 metros de altura en un hospedaje muy básico, sin ducha ni nada. Eso sí, la cocinera nos hizo una cena estupenda a base de patata y salchicha. Las cocineras de estos lugares realizan un trabajo durísimo, ya que deben lavar, con agua congelada, tanto la ropa de cama como la vajilla para las cenas y desayunos de los viajeros.

Después de dos días de viaje aderezados con una banda sonora de cumbias y alguna otra canción de Bisbal llegamos al salar de Uyuni el tercer día por la mañana. Aunque no pudimos cruzarlo del todo porque una parte sigue inundada después de la estación de lluvias, nos adentramos en él para rodearnos de sal. La visión de esta superficie blanca, cristalizada y totalmente plana, que lo abarca todo hasta el horizonte, es alucinante.

Después de hacer miles de fotos jugando con los engaños de la perspectiva y de comer sobre la inmensa mesa de sal, pasamos la tarde en el pueblo de Uyuni, y así empezamos a percibir las especificidades de Bolivia: mucha gente en la calle, venta callejera, mujeres de largas trenzas negras con falditas plisadas y sombreros cordobeses o bombines. Entrábamos de lleno en Bolivia y comenzaba el espectáculo.



El Licancabur y el Jurisque, antes de pasar al lado boliviano



Nuestro todoterreno, pilotado por el infalible Wilson



En la laguna blanca, con las orillas heladas



Para entrar en calor, nada mejor que el agua termal



En los géiseres del lado boliviano



Los flamencos se ponen las botas...



...en la maravillosa Laguna Colorada



Estoicos resisten las gélidas temperaturas



y pasean como si nada en busca de comida



Se pone el sol



y toca cenar sopa caliente y papas con salchicha



Al día siguiente, visitamos el árbol de piedra



y varias lagunas más



en las que vuelan los flamencos



y Xavi se dedica a emular a los fotógrafos del National Geographic



mientras Mariona medita



La Laguna Hedionda, donde el arsénico todo lo mata, también está helada



Wilson nos lleva a una nueva laguna que no estaba en el tour, la Laguna Negra



Llegamos a Villa Alota, un pueblo ganadero, y allí pasamos la noche



Ya en Uyuni, visitamos el antiguo cementerio de trenes



donde se necesitarían miles de mecánicos con experiencia



Y un poco más allá, el salar de Uyuni



donde hay miles de posibilidades de fotos..



Con un poco de imaginación...



y una buena preparación



salen imágenes divertidas



incluso mágicas



¡Qué bien nos lo pasamos!

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