2 de mayo de 2012

Hospedados en la Ciudad Abierta, terreno de experimentación

En Punta de Piedra, al norte de Valparaíso y en un gran terreno de dunas frente al mar, se encuentra la Ciudad Abierta, un proyecto fundado en 1970 por un grupo de poetas, filósofos y arquitectos. Después de 40 años, sigue habitada por muchos de ellos.

Nosotros, invitados por nuestros amigos David y Mónica, nos alojamos en la "Cubícula”, una construcción para recibir a los huéspedes de la “ciudad”. Aunque dormíamos independientes en nuestra nueva y original casa, pasamos mucho tiempo con ellos y sus tres hijos, Vicente, Joaquín y Sara, trabajando, descansando y comiendo delicias en la fantástica “Hospedería del Banquete”, donde nos acogieron como si fuésemos parte de la familia. Con ellos también compartimos el partido del Barça contra el Madrid en el que todo el bar celebró el gol de Alexis, un partido de rugby de Vicente que nos sirvió para adentrarnos en un deporte casi desconocido para nosotros, y varios paseos por la Ciudad Abierta para conocer este lugar único en el mundo.
Y es que en la Ciudad Abierta las casas son “hospederías”. Hechas de madera y otros materiales ligeros para crear formas inesperadas y que parecen desafiar las leyes de la física, en total hay 12 hospederías habitadas por familias, mientras un grupo de solteros comparte una construcción conocida como “Las celdas”. Es curioso que en en la Ciudad Abierta, aunque todo es propiedad de una corporación que constituyeron para darle forma legal a la idea, cada familia tiene su propia hospedería en la que desarrollar su vida íntima y familiar. Pero para garantizar la continuación del proyecto y de la filosofía de la Ciudad Abierta, las hospederías no se pueden heredar, ya que todo habitante debe involucrarse activamente en el desarrollo de la ciudad.
Los miércoles todos almuerzan juntos en la "Sala de Música” lo que a una de las familias le ha tocado preparar, y cuando hay que decidir algún proyecto nuevo o la inclusión de un nuevo miembro en la comunidad se organiza un Ágora, foro de debate solemne en el que todas las decisiones se toman por unanimidad. La Ciudad Abierta también cuenta con un cementerio o con espacios para celebraciones y acontecimientos como “El Palacio del Alba y el Ocaso” o “El Anfiteatro al Aire Libre”. Para que poesía y arquitectura estén conectadas, cada construcción o proyecto se inicia siempre con un acto poético.
La Ciudad Abierta sirve también de campo de experimentación para estudiantes. Como muchos de sus miembros son profesores de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso, en sus límites se realizan los talleres de obra de la misma. Resulta interesante ver a futuros arquitectos con la pala en la mano y carreteando el cemento. Tanta importancia se le da a la práctica y a la obra, que los estudiantes se desplazan cada miércoles por la mañana a la Ciudad Abierta para hacer deporte, en una asignatura obligatoria denominada “Cultura del Cuerpo”.
Durante nuestra visita, en la que pudimos visitar otras hospederías en las que la puerta siempre estaba abierta, también vimos cómo un grupo de estudiantes noruegos estaban construyendo, junto con colegas chilenos, un nuevo proyecto del que sólo vimos el suelo. Y es que ésa es la idea de la Ciudad Abierta. Inspirada por el poema Amereida (fusión de América y Eneida), pretende unir la vida, el estudio y el trabajo para crear algo totalmente nuevo y único, algo genuinamente latino y americano que no sea copia de nada. Desde luego que lo han conseguido y ojalá la Ciudad Abierta siga albergando tanta creatividad y acogiendo de una manera tan especial al visitante. ¡Gracias amigos por esta magnífica experiencia!



Parte de la Ciudad Abierta, en un terreno de dunas frente al Pacífico

 

La Hospedería del Banquete o casa de nuestros anfitriones

 

Una de las muchas cenas en familia...

 

...en las que pudimos degustar auténticas delicias

 

Otra hospedería

 

Y más casas, todas ellas de formas sorprendentes



Experimentando con tejados...


...con ventanas, con soportes

 

y para comer todos juntos, qué mejor que una mesa para 100 comensales

 

El espacio reservado para las Ágoras o foros de decisión


Simone, un joven misionero francés, prueba un cojín de cemento en el Anfiteatro

 

David tiene que tomar la pala para arreglar el kaos de los noruegos (es broma)

 

En el Palacio del Alba y el Ocaso, otro espacio para eventos

 

Pero para acontecimientos, la tarde de domingo deportiva en familia

 

en la que vimos al Barça y el partido de rugby de Vicente.

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