En el museo, además
de conocer los detalles de la expedición arqueológica que permitió desenterrar
el conjunto, se exponen los ricos y vastos ajuares mortuorios de esto niños
“elegidos” por ser los mejores y más puros, y, como colofón final, se puede ver
una de las tres momias (van rotando la momia expuesta cada 6 meses para que no
se deteriore ninguna de ellas) metida en una cámara frigorífica, sentadita, en
la misma postura que la dejaron.
A nosotros nos
“tocó” el niño de 7 años, al cual no se
le ve la cara, pero a la niña del rayo y a la doncella de 15 años se les ve el
rostro, conservado a la perfección durante 500 años. El museo, desde luego, no
deja a nadie indiferente. Entre el hecho de enterrar vivos a niños y el
haberlos sacado del lugar para exponerlos en el museo, se originan interesantes
debates entre el público.
Por la noche,
después de cenar, nos fuimos a una peña donde escuchamos cantidad de música
folclórica argentina y temas de toda América Latina. Allí conocimos a un grupo
de colombianos que trabajan en Salta, quienes desde su mesa nos invitaron a una
cerveza. Acabamos sentados con ellos, hablando de política, temas sociales y
“traficando con culturas” hasta que nos echaron del local. Por cierto, nos han
invitado a conocer el pueblo de Aránzazu en Colombia, a ver si podemos
visitarlo.
Mención aparte
merece también el filete de churrasco que nos comimos en La Monumental, la
carne más tierna y buena que hemos probado en la vida. Imprescindible si se
pasa por Salta.
Salta desde el funicular
La espectacular iglesia de San Francisco
Flagello Terramotus Liberavit Nos
Bebiendo de un cardón...
...mientras se baila al ritmo de las Chacareras
Con los amigos colombianos y bolivianos ¡Ojalá nos veamos en Aránzazu!
La carne más tierna que hemos probado en la vida, el filete de churrasco en La Monumental
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