Nos gustó tanto la excursión a Tarabuco y la filosofía de
Condortrekkers que, después de contar y recontar los días que nos quedan en
Bolivia, decidimos hacer la excursión más recomendada: la que en dos días recorre
el Camino Inca para llegar a dormir al Cráter de Maragua y, al día siguiente,
se visitan unas huellas de dinosaurio y se duerme en Potolo, otro pueblo jalq’a.
No pudimos haber tomado mejor decisión, pues lo pasamos en grande y recorrimos
una zona bellísima.
Volvimos a coincidir con Ivan, y esta vez nos hizo de guía
Roger, un chico muy majo que estudia las tradiciones bolivianas. Al grupo
también se unieron dos voluntarios norteamericanos Juan y Seamus, ambos muy
cachondos y muy buena gente. Con ellos, que son la bomba, la leche y los
mejores alumnos de español que pueda haber, y con un grupo muy majo de
franceses, holandeses y una chica suiza pasamos dos días muy, muy divertidos
entre paisajes sublimes.
En las caminatas coincidimos también con campesinos, y con
niños y niñas que iban o venían de la escuela, unas criaturas que caminan hasta
cuatro o cinco horas diarias entre montañas, también pasando algún precipicio,
para ir a clase. Eso sí, con una amplia sonrisa.
El paisaje durante todo el trayecto es espectacular, en
las montañas y las laderas se distinguen los colores más variados y el cráter
de Maragua es un sitio impresionante y bellísimo que recomendamos visitar lo
antes posible. Más que nada porque ya se ha aprobado el proyecto de construir
allí una fábrica de cemento, con consecuencias imprevisibles. En parte
entendemos que la comunidad quiera una fuente de trabajo, pero sin duda la
naturaleza va a resultar muy perjudicada. Estamos convencidos de que Maragua
podría ser un destino de turismo ecológico increíble, y que eso también podría
reportar beneficios para el pueblo, pero de momento, con sus cuatro cabañas
turísticas para excursionistas, sigue siendo un lugar remotamente aislado y
bellísimo que está a punto de sucumbir a la industrialización.
El último día en Sucre nos despedimos de los Condortrekkers,
que nos invitaron su casa a cenar y allí pudimos seguir charlando con nuestros
amigos de trekk y con Randall, el australiano que se empeñó en desarrollar esta
idea en Bolivia. Después de descorchar unas cuantas botellas de vino acabamos
en una montaña rusa boliviana. ¡Pa haberse matao!
Llegamos al punto de partida al amanecer
Unas hojitas de coca para la altura...
y a bajar el camino Inca durante dos horas
hasta llegar al río
Comemos al lado de esta cascada, donde algún valiente se baña (nosotros no)
Retomamos el fabuloso camino
con alguna que otra parada técnica para rescatar al Cóndor Blanco (nuestro compi Juan)
Pasamos por campos y casas aisladas
en medio de montañas de mil colores
Llegamos al Cráter de Maragua al atardecer
así que toca hacer parada y fonda
Después de caminar durante todo el día, qué mejor que quitarse las botas y ponerse las zapatillas...
Amanece un nuevo día y el grupo se pone en marcha
El cráter está más espectacular si cabe, las montañas recuerdan a los papeles de Florencia
Echamos la última mirada atrás antes de abandonarlo
Al otro lado del cráter siguen los bellos paisajes
A veces hay que apartarse porque pasan rebaños
y a veces el camino es tan estrecho que hay que ir en fila india (¡pero qué colores!)
Al fondo nos espera la recompensa: ¡el almuerzo!
Nos comeríamos hasta el torete
pero aún quedan fuerzas para posar
y para disfrutar de las huellas de dinosaurio
que por lo visto pasaron por aquí hace millones de años
Y después de la comilona, una buena siestecilla
Nos vamos acercando a la meta
que no es otra que ésta
¡Ya estamos en Potolo!