30 de mayo de 2012

Repetimos con Condortrekkers, ahora con una excursión al Cráter de Maragua


Nos gustó tanto la excursión a Tarabuco y la filosofía de Condortrekkers que, después de contar y recontar los días que nos quedan en Bolivia, decidimos hacer la excursión más recomendada: la que en dos días recorre el Camino Inca para llegar a dormir al Cráter de Maragua y, al día siguiente, se visitan unas huellas de dinosaurio y se duerme en Potolo, otro pueblo jalq’a. No pudimos haber tomado mejor decisión, pues lo pasamos en grande y recorrimos una zona bellísima.

Volvimos a coincidir con Ivan, y esta vez nos hizo de guía Roger, un chico muy majo que estudia las tradiciones bolivianas. Al grupo también se unieron dos voluntarios norteamericanos Juan y Seamus, ambos muy cachondos y muy buena gente. Con ellos, que son la bomba, la leche y los mejores alumnos de español que pueda haber, y con un grupo muy majo de franceses, holandeses y una chica suiza pasamos dos días muy, muy divertidos entre paisajes sublimes.

En las caminatas coincidimos también con campesinos, y con niños y niñas que iban o venían de la escuela, unas criaturas que caminan hasta cuatro o cinco horas diarias entre montañas, también pasando algún precipicio, para ir a clase. Eso sí, con una amplia sonrisa.

El paisaje durante todo el trayecto es espectacular, en las montañas y las laderas se distinguen los colores más variados y el cráter de Maragua es un sitio impresionante y bellísimo que recomendamos visitar lo antes posible. Más que nada porque ya se ha aprobado el proyecto de construir allí una fábrica de cemento, con consecuencias imprevisibles. En parte entendemos que la comunidad quiera una fuente de trabajo, pero sin duda la naturaleza va a resultar muy perjudicada. Estamos convencidos de que Maragua podría ser un destino de turismo ecológico increíble, y que eso también podría reportar beneficios para el pueblo, pero de momento, con sus cuatro cabañas turísticas para excursionistas, sigue siendo un lugar remotamente aislado y bellísimo que está a punto de sucumbir a la industrialización.

El último día en Sucre nos despedimos de los Condortrekkers, que nos invitaron su casa a cenar y allí pudimos seguir charlando con nuestros amigos de trekk y con Randall, el australiano que se empeñó en desarrollar esta idea en Bolivia. Después de descorchar unas cuantas botellas de vino acabamos en una montaña rusa boliviana. ¡Pa haberse matao!


Llegamos al punto de partida al amanecer



Unas hojitas de coca para la altura...



y a bajar el camino Inca durante dos horas



hasta llegar al río



Comemos al lado de esta cascada, donde algún valiente se baña (nosotros no)



Retomamos el fabuloso camino



con alguna que otra parada técnica para rescatar al Cóndor Blanco (nuestro compi Juan)



Pasamos por campos y casas aisladas



en medio de montañas de mil colores



Llegamos al Cráter de Maragua al atardecer



así que toca hacer parada y fonda



Después de caminar durante todo el día, qué mejor que quitarse las botas y ponerse las zapatillas...


 Amanece un nuevo día y el grupo se pone en marcha



El cráter está más espectacular si cabe, las montañas recuerdan a los papeles de Florencia



Echamos la última mirada atrás antes de abandonarlo



Al otro lado del cráter siguen los bellos paisajes



A veces hay que apartarse porque pasan rebaños



y a veces el camino es tan estrecho que hay que ir en fila india (¡pero qué colores!)



Al fondo nos espera la recompensa: ¡el almuerzo!



Nos comeríamos hasta el torete



pero aún quedan fuerzas para posar



 y para disfrutar de las huellas de dinosaurio



que por lo visto pasaron por aquí hace millones de años



Y después de la comilona, una buena siestecilla 



Nos vamos acercando a la meta



que no es otra que ésta 

¡Ya estamos en Potolo!


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