11 de septiembre de 2012

Alucinando con los tepuyes en la Gran Sabana venezolana

Es increíble que, con los paisajes que tiene este país, Venezuela no sea uno de los destinos turísticos más famosos del mundo. Nosotros desde luego nos quedamos embelesados con el majestuoso paisaje de la Gran Sabana, una gran extensión de verdes hierbas sazonada con los tepuyes, que se alzan majestuosos en el horizonte y que, con su poderosa energía, dan pie a cantidad de historias místicas, incluidas visitas de extraterrestres.

Los tepuyes son una especie de mesetas o montañas de paredes verticales y cimas planas. De piedra arenisca que se ha ido erosionando, se consideran las formaciones geológicas más antiguas del planeta, y en sus cimas, que hoy son como islas elevadas a cientos de metros del suelo, se encuentran minerales y especies vegetales y animales que apenas han evolucionado desde hace miles de millones de años. En uno de los tepuyes habita por ejemplo una rana negra única en Sudamérica, cuyo pariente más cercano es una rana africana, y que por tanto data de cuando los continentes estaban unidos.

Nosotros, de hecho, querríamos haber hecho la excursión de seis días al tepuy Roraima. Todo el mundo ha subido afirma que, a pesar de la dureza, es absolutamente mágica e impresionante, puesto que arriba hay una energía muy especial, además de especies endémicas, espectaculares formaciones de cuarzo blanco y un gran lago. Por desgracia no nos quedaban días suficientes, así que tuvimos que conformarnos con un tour de reconocimiento de la Gran Sabana, que tomamos desde Santa Elena de Uairén.

La suerte nos acompañó y pillamos un día bastante despejado, con lo que pudimos ver las increíbles y fantásticas siluetas de muchos tepuyes, así como la Gran Sabana en todo su esplendor, una extensión verde y enorme de baja vegetación, que no crece más por la acidez del suelo de arenisca. Por detrás de los tepuyes empieza la selva amazónica, que se extiende de allí hasta Brasil, formando el pulmón del mundo.

Además de las vistas, en la excursión pudimos bañarnos en varias pozas de agua cristalina embellecidas por cascadas. El lugar más impresionante fue la Quebrada de Jaspe, unas caídas de agua y un río que se deslizan sobre una superficie roja y negra de jaspe, un mineral semiprecioso.

Así, con estas maravillas en la retina, nos vamos de esta fugaz cata de Venezuela, un país de gente amable y habladora que todavía no está tomado por el turismo de masas. Nos ha encantado y volveremos seguro para, por lo menos, subir el Roraima, volver a Caracas y conocer Los Roques y otras playas caribeñas, que están entre las mejores del mundo. 



Alucina vecina con precio de la gasolina en Venezuela: 
55 litros valen menos de 50 céntimos de euro



En la Gran Sabana



La Quebrada de Jaspe



donde te pegas una buena ducha



sobre mineral semiprecioso



suave y deslizante



y que forma unas aguas negras y rojas maravillosas



Firmado: El Chamán



El espléndido Salto de Yuruaní



Las vistas del salto con los tepuyes de fondo



En la Piscina de Pacheco (también conocida como Pozo Azul)



Entre cascada y cascada, Gran Sabana



Agua por un tubo, eso sí que no falta



Pero lo más alucinante son las formaciones de tepuyes en el horizonte



Los hay con la cima plana, pero también con forma de pezón



y son las formaciones geológicas superficiales más antiguas del planeta



Probando la función panorámica de la nueva cámara...



Se pone el sol y contribuye todavía más a la magia del lugar



Como estamos casi en la frontera con Brasil vamos al Duty Free en busca de ron venezolano, pero y salimos de allí con unas galletas de chocolate alemanas, pues no había ni un producto local



Eso sí, el turrón El Lobo estaba en oferta

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